Joven: preparado y desilusionado

Después de leer un par de artículos en el Diario de sevilla y en Soitu.es sobre la situación actual de los jóvenes, sus condiciones de trabajo y la imposibilidad de emprender su proyecto vital no puedo estar más de acuerdo en lo expuesto, pero me gustaría añadir un apunte, estas creo son las posibles causas a dicha situación:

  • Somos la generación mileurista, pero también la generación del estudio por no trabajar, del estoy bien en casa y no me apetece moverme, si alguien propone alguna alternativa lo primero que hago es buscarle los peros y aunque no los tenga me olvido de ella: autocomplacencia.
  • Por otro lado, no podía ser menos, después de estar toda la vida estudiando no necesariamente lo que uno espera, con todo tipo de profesores, unos te motivan, pero sin olvidar a los otros cuyas asignaturas no hay dios que las apruebe a no ser que dediques horas y horas de estudio irracional para meterte en la cabeza palabra por palabra el libro de cabecera de la asignatura. Este último tipo de profesores aborrega a sus alumnos, y piensa que el que tiene una carrera ha pasado como mínimo 17 años de su corta vida asistiendo a clase.
  • Otra causa que puedo encontrar a ese desánimo es que muchos ya no somos personas, sino consumidores o clientes y no solo estamos felices con esa situación sino que nos alegramos y alardeamos de ello cuando la empresa de la manzana, la de los pantalones de marca o la de coches saca un nuevo producto y mostramos orgullosos nuestras compras a quien se precie.
  • También ha cambiado sin duda la situación social: nuestros padres compartieron trabajo, clases y represión con manifestaciones por la democracia y por los derechos en plena etapa universitaria o de primer o segundo trabajo. En mi caso apenas he ido a unas pocas manifestaciones, la mayoría de ellas por casos flagrantes como las del famoso no a la guerra, que han demostrado ser un simple despliegue electoralista.
  • Una diferencia clave: desde jóvenes, la generación de nuestros padres se moría por salir de casa, trabajaba y daba parte del sueldo a la madre para ayudar a la familia, el resto se lo gastaba en lo que buenamente le llegaba. Nuestros vicios en cambio son sufragados por nuestros padres, así, uno no necesita trabajar para pegarse lo que hace unos años se consideraba la vida padre, precisamente, a costa de estos.
  • Existe una sensación de no salida a esta situación: si quieres optar a algo más que unas copas y/ o cine el fin de semana debes trabajar, y trabajar de joven por una miseria marca tendencia, pero debes hacerlo si pretendes irte a estudiar al extranjero pues la ayuda irrisoria de las becas tipo erasmus no llegan ni para pagar la mitad del alojamiento si tu destino es un país con mayor renta per capita.
  • Aunque no toda la culpa cae en nosotros, hay circunstancias externas: que un joven compre un piso es prácticamente una utopía, pero esto habría ocurrido con movilizaciones (que las han habido, aunque de escaso éxito) o sin ellas. Así, de buenas a primeras te has visto agridulcemente condenado a vivir hasta los 30, 40 o quién sabe en casa de tus padres, no se si a tu pesar pero sin duda eso tendrá un efecto negativo sobre tu desarrollo como persona. Y tampoco podemos dejar de hablar de las deslocalizaciones que han afectado a algunos sectores y cuánto hemos desaprovechado las oportunidades que nos brindaron los fondos que nos otorgó la ue cuando entramos: mira donde estamos y piensa que podríamos tener un nivel de vida similar al de irlanda.
  • Todo esto propicia la aparición de anacronismos, en vez de inventar nuevas situaciones de acuerdo a nuestro nuevo y mejorado nivel de vida volvemos a situaciones que nunca deberían darse, por ejemplo, lo barato: para dirigirse a nuestra generación surgen coches, ordenadores y otros artículos de bajo precio, cuando si hubiéramos tenido un aumento de nuestro nivel de vida las empresas se dirigirían a nosotros mediante mensajes en los que se anunciaran más prestaciones, nuevas tecnologías o un aumento en la velocidad.
  • Otro hecho que no nos beneficia en nada: Nula proyección internacional y menos interés en lo ocurre más allá de nuestras fronteras, empezando por el idioma, nuestro nivel de inglés, francés o alemán debe ser de los peores de la ue y haría hincapié en el sector masculino, al menos en las clases de idiomas a las que asisto las mujeres son una mayoría aplastante, debe ser que los hombres preferimos la siesta y partirnos el espinazo por un sueldo mísero. Por cierto, analiza las noticias: ¿es normal dedicar cada día 20 minutos al fútbol aunque no haya habido ningún partido y 5 a la actualidad internacional?. Vale, estar informado de lo que se habla en la calle tiene un plus de sociabilidad pero si la gente solo hablara de miserias ¿lo harías tú?, si la gente solo hablara de la mierda ¿lo harías tú?, si la gente no hablara de ciertos temas ¿tú tampoco lo harías?. No, no lo haces.
  • Creer ciegamente en la lotería como único medio para realizarte, esto es, de hacer de todo sin habértelo merecido, y aunque una gran cantidad de gente participa en esta suerte de los vagos es más posible que te parta un rayo. ¿A eso aspiramos?.
  • La cultura española tiene cosas buenas y cosas malas, siempre se ha dicho que spain is different pero, como dijo Chumy Chúmez: ¿qué hace usted por cambiarlo?, y me pregunto, ¿haces algo para ser más puntual, para mantener limpio tu entorno, para intentar hablar sin gritos ni insultos, etc?.
  • La renuncia a las aspiraciones sociales históricas puede ser parte o consecuencia de todo lo anterior, pero hoy por hoy a los jóvenes les suena a chino la lucha por la jornada de 35 horas, el aumento del salario mínimo o los derechos sindicales. Generalizando, lo que nuestra generación busca es un trabajo en plan funcionario (de la idea de funcionario que tiene, equivocadamente, mucha gente): un sueldo digno, poco trabajo y muchas vacaciones. No saben lo que significa productividad y nuestro ideal de vida bien se podría reducir a pasarla viviendo en discotecas ibicencas, jugando a innumerables videoconsolas o asistiendo a incontables conciertos. Aunque claro, todo esto debe ser ridículo en un país en el que por lo general se trabaja a jornada partida sin dejar tiempo a la vida privada y en el que a la gente le parece todo esto tan normal. Y no lo entiendas mal, este último párrafo no es
    más ni menos ‘rojo’ que los anteriores, porque una persona que no está comprometida con sus condiciones de trabajo muy difícilmente lo estará con su empresa, y claro, cuando hay un momento delicado todo lo que se piden son compromisos.

disculpenlasmolestias.com

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