Ley de vida

En 1775 los estadounidenses declararon la guerra al imperio británico después de que el parlamento británico aprobara unos impuestos abusivos.
En 1810 las colonias de sudamérica y centroamérica desafiaron al imperio español cuando este impuso unas leyes que les arrebataron las tierras y su representación política.
Cuando los grises reprimían con mas crueldad, la gente salía a la calle en masa para reclamar democracia.
Es ley de vida.

Quizá sea difícil darse cuenta de ello, pero España está colonizada por políticos y caciques de pacotilla: El actual gobierno, tal como el anterior, no tiene ninguna legitimidad moral para legislar en contra de nuestros intereses, de nuestro futuro, habiendo prometido lo contrario. La legitimidad de los políticos nace de sus palabras, promesas y programas, y los españoles dieron la mayoría a un partido que no iba a reducir las pensiones, ni la sanidad, ni la educación. Y la casa real tampoco puede darnos lecciones dado los bochornosos espectáculos a los que nos tiene acostumbrados. Así, el pilar más importante, el brazo legislativo, está podrido hasta sus cimientos.

Está claro que de no reinventarnos, de no luchar por nuestro futuro, de no salir a la calle y presionar a los políticos hasta que dimitan, nos espera una destrucción y mediocridad comparables con la posguerra.

Pero existe una salida, y los Islandeses la marcaron claramente:

  1. Tenemos que reunirnos cada día a la puerta del congreso y presionar a los políticos de forma legal, pero tan fuerte como podamos, hasta que dimitan en bloque.
  2. Tenemos que exigir responsabilidades penales para los causantes de la crisis: políticos, banqueros y dirigentes del banco de España incluidos.
  3. Las entidades privadas que crearon la enorme deuda deben responder por ella. El gobierno debe dejar que quiebren, nacionalizarlas y respaldar únicamente los ahorros de las personas y solo hasta cierto límite.

El pueblo se indignó, las personas reaccionaron, la gente lo reclama: es el momento de comenzar una nueva transición por una nueva España. Tenemos que hacer un ejercicio de fraternidad en el que todas las personas, independientemente de nuestras ideas, nos demos la mano para crear un futuro mejor.

Es por ello que quiero hacer un llamamiento. Quiero pedir a nuestras elites intelectuales y sociales, a Julio Anguita y a Manuel Pimentel, a Mario Vargas Llosa y a Maruja Torres, a Eduard Punset y a Lidia Falcón, a Vicenç Navarro, a Santiago Niño Becerra, a Gumersindo Lafuente, Ana Pastor, Enrique Meneses, Rosa María Calaf, Gervasio Sánchez, José Luis Sampedro, Martín Varsavsky y a tantos otros para que den ejemplo, para que se reúnan y escriban un texto en consenso que siente las bases de la futura España. Un texto fundacional que coloque nuestra democracia a la altura de las grandes naciones europeas. Un texto que sirva como locomotora del cambio social profundo que está teniendo lugar en nuestras consciencias.

Si me lo permiten, les sugiero el principio: Nosotros, el pueblo, ….

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